El cuadro de Picasso describe el horror de la guerra moderna sobre una población civil. La Luftwaffe ensayó sobre el pueblo vasco y aprendieron los aliados que finalmente arrasarían el propio Reich de Hitler. Fue su obsequio a Franco que destruyó Gernika, la ciudad santa de los vascos. Pero el cuadro está expuesto en Madrid, aunque los muertos y el terror los pusieron los vascos, por eso el reconocimiento a Picasso que negó trasladar el cuadro a España hasta que se restaurara la República. Finalmente, por presiones, se aceptó su traslado a España, no a Gernika, que sería de suyo el destino. Para mayor ignominia, Franco acusó a los vascos de la destrucción de Gernika, pero Madrid lo convirtió en victoria contra el separatismo y ahora es un destino turístico para admirar el Jai Alai y los lunes de octubre la celebración de su popular feria. Los militares rebeldes falsearon la historia de su destrucción, aunque la Villa Foral es símbolo de la rebeldía vasca entre los pueblos sin estado. Cuando los nazis invadieron París, el General von Rundstedt llamó a Picasso y le preguntó: «¿y esto lo ha hecho usted? Picasso le respondió con firmeza: «No, han sido ustedes». Ahora, cuando los vascos desean admirar el "Guernica", testimonio de las raíces y valores de su pueblo, que viajan a Madrid, pagan la entrada al museo Reina Sofía y compran el folleto con la información del cuadro, pero nada que aluda a la real historia de este icono de la resistencia vasca.


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