Gerardo Hernández Zorroza

El miedo que nos infantiliza

El miedo nos lleva a comportamientos... digamos que poco inteligentes.

En una tertulia radiofónica de esta mañana referente al tema «uso de mascarillas», por abrumadora mayoría triunfaba la tesis de regular de forma muy precisa su uso. Y aquí la razón de proponerla también en espacios abiertos, incluso campestres.

Una sociedad que requiere de muchas normas, siempre se ha dicho, y creo muy cierto, no es –ni deviene a la larga en– una sociedad más justa, sino más infantil y con expectativas menores de madurar, como se dice ahora, adecuadamente.

Madurar implica asumir riesgos y responsabilidades, además de la cesión de confianza en aquel que lleva a cabo este proceso. La sobreprotección –y no estoy hablando de protección en momentos puntuales, que no a la larga– lleva a quien la padece a escudarse en posturas infantiles y frena su progreso de toma de decisiones responsables, cuestión esta fundamental para evaluar nuestro desarrollo como seres humanos que crecen, no solo como individuos –cada uno con un proyecto de vida distinto–, sino, también, como ciudadanos de provecho.

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