Enric Vivanco Fontquerni, Barcelona

El negocio del transporte de energía

El gaseoducto MidCat, es un ejemplo más que la razón ecológica, no tiene solución con la razón del mercado. Desde el año 2007, se intenta construir semejante despropósito y sólo la lucha popular ha impedido la construcción de semejante barbaridad. La reflexión urgente que se ha de hacer: ¿cuál es el motivo del atraso para propulsar medidas que canalicen el deterioro climático, para evitar la catástrofe social que se avecina? Desde la mirada política, cuando Max Weber, escribía sobre la noción del «orden legítimo», hace que los comportamientos humanos sean previsibles. Durante estos días se ha vivido esta gran aportación teórica del sociólogo. Los rituales del enterramiento de la soberana inglesa, con la inmensa mayoría de líderes políticos, que han participado, sin protestas destacables en la calle, sino todo lo contrario. No se puede dudar que el orden político, e institucional, está incrustado hasta el tuétano del habitus, destructivo que la mayoría acepta. Los espíritus están colonizados, por medio del binomio políticos-economistas. La tragedia intelectual europea consiste en creer en la ficción de la libre concurrencia, apoyada por la tecnofilia, solucionará el problema del deterioro climático. Insistir en la actualidad de los beneficios que aporta la teoría ricardiana, del libre-cambio, lleva a declaraciones rocambolescas como la puesta en práctica de exportar industrias contaminantes, a otras zonas menos favorecidas, con el argumento económico que estas industrias tóxicas, el bajo salario entra en la lógica impecable que hay que tener en cuenta, como escribió en su día Lawrence Summers, economista jefe del Banco Mundial. Es racional exportar la polución a los países pobres. Otro ejemplo de la trágica realidad, la del Premio Nobel 2018, William Nordhaus, lo insólito que le concedan un premio, y los que votaron al galardonado, son tan obtusos como el economista. Según esta lumbrera, existe un umbral de calentamiento óptimo, que lo sitúa en +3,5 grados centígrados. Como si se pudiese congelar el universo a esta temperatura, para poder ir siguiendo con los negocios. La necedad está por todos lados con el agravante de los premios. Toda esta legión de expertos, no tienen en cuenta los bienes heterogéneos no sustituibles, ni productibles, ni renovables. Son bienes colectivos de carácter social, como la salud pública, la seguridad en todas sus formas, (como se está padeciendo), cada vez más, de forma recurrente y acusada, la cohesión social, y la calidad de vida. Mientras los sufrimientos y los impactos sociales se resuelvan con modelos matemáticos, elaborados por economistas, estamos perdidos. La sociedad contractual que pulveriza a las sociedades en una colección de mónadas indiferenciadas, animados únicamente por el cálculo de su interés, es como funciona todo este entramado con pies de barro. Solo nos puede salvar, un debate público de calidad, algo impensable, con la estructura política que padecemos.

Atentamente.

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