Habría que analizar cual es la causa de que los sentimientos de las naciones que tienen conciencia de su identidad y aspiran democráticamente a autodeterminarse son atacadas por los estados que les fuerzan a permanecer en su seno por todos los medios y argucias. Estos estados son producto de conquistas, fusiones por intereses de estado o dinásticos, por amoríos de monarcas inútiles que no hacen nada útil. Imponen sus constituciones y condicionan la vida de los pueblos con conciencia de su identidad desde la prehistoria. Los sentimientos afectivos de los nacidos en una nación son la consecuencia de la condición humana, pues se ama lo que se conoce y donde se desarrolla la vida. Como lo es el amor entre padres, hijos y familiares. Lo extraño sería que de la convivencia surgiera el odio o el rechazo y se entre en conflicto. Es el nacionalismo inclusivo que presupone que la diferencia constituye un valor y no el origen de enemistades irreconciliables que hace infelices a pueblos vecinos. En cambio el nacionalismo invasivo se origina en los pueblos bárbaros que se expanden a costa de los vecinos para lo cual se sirven de medios violentos incluyendo la difamación y la mentira para desprestigiar al que quieren invadir. Conocemos los ejemplos de ambos nacionalismos: es el caso del pueblo vasco del que se ignoran los orígenes, pero está definido y delimitado por el euskara, su idioma original. Desde la prehistoria muestra las diferencias en todos los órdenes con los pueblos que le circundan y la pasión por preservar su independencia, pero exquisito a la hora de respetar sus límites geográficos. En contraste con el español que procede de fusiones de reinos extranjeros invadiendo naciones vecinas siendo incorporadas a la fuerza al Reino de Castilla creando el "Imperio en el que no se ponía el sol". Invadió Euskal Herria, pero los vascos no han cedido y preservan su independencia para lo que han soportado guerras y actualmente es una comunidad autónoma como cualquier otra del Reino de España.