Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

El vértigo del Gobierno de Sánchez

La ciudadanía sintió admiración por la resolución con la que salió a los caminos para demandar el voto del PSOE después de ser inmolado por los barones del partido. Le dio resultado, pues la audacia suele ser premiada con los laureles. Pero aquella decisión se convirtió en temeridad, pues intentó formar gobierno careciendo de los votos necesarios y fracasó porque una cosa es tener fe y otra esperar milagros. Tuvo que ver las orejas al lobo para aceptar la formación de la coalición con Podemos. Con esa contumacia del fanático sin causa y sin mayorías estables se ha enfrentado a la pandemia de Covid19 y ha logrado el récord de positivos de mundo, la mayor caída del PIB de la UE y la ruina del país, pero a pesar de todo vive en la nube de su insensata audacia. Ha configurado un equipo que tiene como divisa el inestable y suicida equilibrio en el alambre, sobresaliendo la verborrea vacía de la ministra de Economía y Hacienda y Portavoz, Maria Jesús Montero. En base a la ley de Techo de Gasto, la así llamada ley Montoro regulando la financiación de los entes locales impidiendo inversiones logró acumular un superávit de 15.000 millones. La imaginativa ministra ha ingeniado un sistema de financiación del gasto público tratando de colar de tapadillo un decreto por el que los ayuntamientos deberían prestar al Estado sus superávits y recuperarlo a lo largo de los siguientes 16 años a tipo de interés cero. Ha cosechado un sonoro revolcón en el Congreso. Y en prueba de la firmeza de sus convicciones ha suspendido la aplicación de la rigurosa Ley Montoro que ahora ya no considera tan estricta. Es lo que evidencia la firmeza y claridad de los objetivos de Sanchez. Claro, ante tan sólidos argumentos los comentarios de la ciudadanía tienen tinte de sainete, pero Sanchez ha convocado a sus dóciles ministros logrando cambiar la imagen de perdedor en el hemiciclo y convertirla en munición contra los que le han impedido saquear las exhaustas arcas municipales que carecen de ingresos y tradicionalmente tienen que mendigar para supervivir. Antonio Machado «Ayudadme a comprender lo que os digo y os lo explicaré mejor».

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