Jon Odriozola, Bergara

Festival de Horrorovision

Esta vez los medios de cretinización de masas han decidido que sea trending topic la canción española en el decadente Festival de Eurovisión celebrado en Turín que quedó, como se sabe, tercera, pero cuyo eco triunfalista mediático lo pinta como si hubiera ganado.

Todos se han apuntado al éxito, desde el pesebre hasta, sobre todo, la caverna. Especialmente el fascistoide –no llega a fascista porque ni sabe lo que es eso– Carlos Herrera –un tipo que no tiene una idea sana amén de su enfermizo sadismo que ya en enero, con el año recién estrenado, abría su programa recordando a sus oyentes todas las mañanas que ya quedaba menos para el fin de año– a quien la representante española, Chanel, le parece una mujer «libre y empoderada». Se lo parece porque está «buena» y enseña «culo». Acabáramos.

Este veterano manipulador de masas, venido a más años ha como glosador de la copla española, faltón y zafio, empeñado en convertir el insulto en una bella arte, rodeado de pelotas, cobistas y rastreros aduladores, trata a la mujer como una sinécdoque, la parte por el todo, el culo por la persona. ¿Hablamos de arte, talento, belleza, armonía, letra? Una pérdida de tiempo. Herrera sí que entiende de música.

P. S. Los representantes de Noruega, que aparecieron con un atavío de parvulario que semejaba un lobo, con una pieza a lo Kraftwork, le cantaban a Caperucita que le diera al lobo un plátano para que no se comiera a la abuelita. Lindo consejo desoído por una Europa «entregada a Chanel». O a su metonimia.

Search