Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

«Flics, suicidez-vous!»

Los Chalecos Amarillos, como imaginativos revolucionarios franceses han descubierto un filón para provocar a los gendarmes con los que se enfrentan los fines de semana para reivindicar mejores condiciones de vida. Ahora han popularizado insultarles como se cita en el título. Al respecto han salido a la luz datos estremecedores que el ministro del Interior, Castaner, ha puesto de manifiesto relativo al elevado índice de suicidios en la policia a lo que llama «epidemia de suicidios», por lo que ha ordenado crear un grupo de análisis, pues ha declarado que pone en peligro el sistema del orden público. Se argumentan diversas causas posibles, pero la más probable es que los sistemas de selección de los candidatos y el de formación son deficientes, pues para enfrentarse a las masas que ya lo han convertido en un deporte carecen de autocontrol y de la necesaria serenidad, cuando la fortaleza psicológica debe imperar sobre la saña o el afán de venganza que es lo que se detecta en las imágenes televisivas, lo que les lleva a degradarse, pierdan la escasa autoestima al no potenciarles psicológicamente, lo que les lleva al suicidio. El Gobierno de Macron tensiona en exceso a la sociedad francesa, claramente enfrentada entre el capital férreamente defendido por la ideología del presidente, en contra de la creciente degradación de la calidad de vida de la población y enfrentamientos raciales que el Gobierno ignora cómo controlar. Macron ha intentado una vez más utilizar sus dotes demagógicas para engañar a las masas, pero los «gilets jaunes» le han descubierto, pues el gobierno ha soñado que teniendo permanentemente en la calle a los «flics» armados hasta los dientes acabarían por aburrir a los revoltosos y aceptarían lo que hay. Alguna información señala que entre las fuerzas policiales españolas también el nivel de suicidios es elevado, pero un 38% inferior a la francesa.

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