Por increíble que nos pueda parecer, esto es lo que observe en una postal, felicitación navideña que una Congresista estadounidense (lo que seria un diputado del Congreso de los Diputados) que rodeada de su numerosa e idílica familia desear sus mejores deseos de paz y felicidad, en lo que se supone días «entrañables» armados todos ellos hasta los «dientes», desde la citada congresista (una reconocida defensora de las armas de fuego) hasta el mas pequeño de su familia. Todos los intentos que se hecho en el sentido de un mayor control de la tenencia y posesión de armas han resultado mas bien con escaso éxito debido a la fuerte presión de los grupos que defienden con ultranza, la libre posesión de las armas de fuego (véase la poderosa asociación nacional del rifle) o los intereses de una poderosa industria armamentística.

La constitución del país norteamericano que en su segunda enmienda (algo que data del siglo XVIII) consagra el derecho de todo ciudadano a portar armas algo «heredado» de los tiempos del salvaje oeste, donde era difícil de imponer la ley. No espanta ni revuelve las conciencias de los estadunidenses las matanzas indiscriminadas ya sea en escuelas de secundaria, universidades, aparcamientos comerciales y un larguísimo etc., en donde los pirados de turno le den la gatillo. Los casi 300 millones de armas que se calculan que existen (casi una por persona) algo «letal» dado que muchos de los que las adquieren son en su mayoría inexpertos en su manejo. No aprenden de su historia pasada llena de violencia, y ya dudo que aprendan de la futura, aun cuando lloren a sus seres queridos, ya sean sus hijos, hermanos o cuales quieran que se crucen en el camino, de todos los que en nombre de esa «intocable» libertad decidan que es hora de empuñar una vez mas un fusil una pistola igual que una postal de navidad.