Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

Iñaki Arriola es gafe

A pesar de que el inexpresivo socialista tiene suerte y no le falta un puesto de trabajo, parece que le persiguen los duendes y encuentra  que en los proyectos de los departamentos que  ha liderado en el Gobierno Vasco se cruzan las órbitas de los astros todo termina mal y se  abre el averno, debe tener algún ángel de la guarda que le protege pues siempre cae de pie.    

En el vertedero de Zaldibar, donde están sepultados dos trabajadores, apareció en el lugar de la tragedia  varios días después dejando a una persona al mando que no sabía qué hacer. Arriola hizo declaraciones   eludiendo  responsabilidades afirmando que el Gobierno Vasco ya había notificado anteriormente que la gestión de los vertederos correspondían a las empresas, como si la administración pudiera renunciar libremente a lo que las leyes determinan al respecto. Arriola estaba desaparecido y todo el mundo le excluía como consejero en la formación del nuevo gobierno. No fue así, se le asignó una consejería sin problemas como la de transportes y la tensión fue desapareciendo. Pero los duendes volvieron a aparecer, pues en las obras del Metro de Donostia hubo que desalojar varios inmuebles porque existía riesgo de derrumbe paralizándose los trabajos. En el Parlamento Vasco y a instancias de EH Bildu y para justificar  la licitación de nuevas obras por importes mucho mayores se le ocurrió argumentar que «no hay obra así que no tenga incidencia. Esta es compleja y de gran envergadura». Terminó activando el ventilador acusando a EH Bildu de rescindir el contrato de Deskarga y no depuraron responsabilidades.

Arriola  mostró su sorpresa al aparecer en las obras agua y arena, lo cual es lógico si se tiene en cuenta que  están a pocos metros de la playa donde hay agua y arena. A pesar de que es gafe, la realidad es que su  ángel de la guarda se le ha aparecido para descubrirle que en la playa de La Concha hay agua y arena.

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