José Ortega Jungitu | Bilbao

Inmigración. Un problema actual

La semana pasada conocíamos el número de nuevos inmigrantes en Euskadi en 2016. Es una cifra importante (8.871; los controlados), a sumar a las elevadas cifras de otros años.

Su supuesta contribución futura al desequilibrio demográfico es solo una pobre hipótesis sin planificación. En cambio, los aspectos negativos son ahora ya indudables: según un estudio entre los jóvenes vascos de este mismo mes, la inmigración es mayoritariamente mal valorada por ese segmento social (aunque los comunicadores del estudio quieran convencernos de lo contrario por medio de insidiosas medias verdades); y es a los jóvenes a quienes les tocará aguantar en el futuro las consecuencias de una situación heredada. Y ayer mismo leíamos unas opiniones similares sobre la inmigración en una encuesta hecha a otros sectores de población (y también aquí las habituales y engañosas medias verdades por parte de los comunicadores, inaceptables en un ente público).

Y otra consecuencia indeseable: el auge de la ultraderecha en Europa, ligado al rechazo a la inmigración en los diferentes países (¿Aquí todavía no? Depende, pero el riesgo es indudable).

Y hay entre de los inmigrantes un grupo que me sorprende: el 44% de ellos no son extranjeros sino de otras zonas del Estado. Cierto que esa inmigración es menos problemática en muchos aspectos, pero tiene un componente que me inquieta: es impensable que hayan venido sin un trabajo asegurado. Me planteo: ¿quiénes han favorecido sus contratos? ¿Desde dónde? ¿Por qué?

Busco un porqué y... Ese grupo tiene derecho a voto en todas las convocatorias electorales y lo hará desde posicionamientos políticos mal integrados con nuestra realidad. Pues bien, ese «goteo» es constante desde hace años. Lo problemático de sus consecuencias políticas resulta obvio. ¿Son nuestros políticos conscientes de esa terrible y oscura estrategia? Seguro que algunos ya lo son.

Gracias por su atención.

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