Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

La falacia del progreso

La información y los comentarios en los medios de comunicación tienen sus ciclos, que son los que interesan a ciertos sectores sociales. Se ha estado durante años dando alpiste sobre la corrupción, mañana, tarde y noche, y la corrupción sigue indemne, con muy buena salud, ya que los pactos en Andalucía, que se han gestado en Madrid, son el refuerzo de la corrupción mental de siempre. Los partidos políticos del sistema, tienen unos buenos gabinetes de publicistas, periodistas, sociólogos, y equivalentes, disponen de una información como los de las aseguradoras, y disfrutan de barra libre sobre los medios de comunicación, cuyos dueños son los mismos que invierten en los partidos políticos. La gran catástrofe es el haber pensado que existe el progreso. Que el pasar del tambor como medio de comunicación, al telégrafo, señala el gran desarrollo de la humanidad, que marcha triunfal hacia el robot mágico. Por desgracia se sabe desde las ciencias sociales, que el progreso es el anzuelo de nuestra civilización, para que los humanos corran detrás de todos los grandes avances que están liquidando el planeta. Un criminal por muy experto en informática y en comunicación, la tecnología, no lo convierte en una persona civilizada, o sea en un ciudadano que busque el bien común para todos. Europa, que es nuestro entorno cercano, lo que gasta en seguridad, es inmoral. Los funcionarios, de la pólvora, y los drones, su perfil, no es precisamente en su inmensa mayoría, sensibles al trato vejatorio y social, que desde siempre las mujeres han padecido, y siguen padeciendo, a pesar que en sus filas hayan mujeres, lo que único que ha aumentado son las supuestas violaciones, en su propio estamento, como en cualquier familia decente. Si la izquierda fuese más consecuente y dejase de un lado el timo del progreso, tal vez se podría iniciar de una vez por todas, poder construir una política, de cuidados paliativos, ya que la especie humana no da para más. Hace muy pocos días, en una cola en una entidad bancaria, que gasta mucho en publicidad, que todo es pura basura, un hombre maduro se dirige hacia su mujer, y en voz alta menciona, «quédate ahí», señalando que se fuese; «porque no vales para nada». Esto por desgracia no es una anécdota, es una categoría. El machismo, es institucional, constitucional, cultural, histórico, y de todo. Seamos serios, ¿qué está sucediendo en Cuba con este tema?, porqué la extrema derecha en la que había sido la Alemania comunista, campa a sus anchas, y no digamos en la Rusia, en que el zarismo se fue directamente a la hoguera. No hay progreso, solo regreso, y la política se ha de adecuar a esta realidad.

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