Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

La importancia del voto reflexivo

En estos momentos de incertidumbre el ciudadano debe ser consciente de la capacidad que posee al ejercer el derecho al voto para evaluar a quienes gestionan la coronavirus. Podrá sancionar a los políticos que han dado carácter banal a temas trascendentales y el número de  muertos y contagiados como  simple estadística a la espera de que escampe. Podrá analizar las razones por las que los sanitarios no están equipados con los medios inmunológicos imprescindibles. Exigir información de los motivos por los que España tiene las tasa más elevadas de infectados y muertes y las razones por la que la prensa lo trata como  maldición bíblica y sin la importancia que se le da en otros países. Podrá enjuiciar la razón de la falta de fondos para mascarillas, batas, respiradores e investigación y al ejército se le reservan 30.000 millones para regar y barrer las calles interfiriendo en la tarea de  barrenderos o bomberos profesionales. Sancionará al gobierno por dar palos de ciego publicando datos optimistas irrelevantes y en la misma comparecencia publique otros sin contrastar que derrumban la moral de la población. Sancionará a quien no se considere delito la difusión de Fake News. Exigirá a los candidatos que expliquen cómo es  posible que no haya calibrado el riesgo al mantener a la población enclaustrada sin una fecha límite previsible, y que se le tenga inactiva, perdidos sus puestos de trabajo y sin ingresos y no se implementen programas reales y no celestiales de recuperación de la actividad. Que vote a quien promueva una política valiente de nacionalización de bancos y monopolios. Podrá valorar las políticas de fomento de investigación en sanidad y la preocupación por los efectos sobre la población infectada y confinada, en especial en los  mayores que mueren en masa  aislados y desesperados en residencias como jaulas. Deberá analizar las circunstancias extremas que está soportando y trate de ponderar su voto ante una esa población sin expectativas que pueda transformarse en una masa despavorida a la que ni ejército ni policía sean capaces de controlar a pesar del estado de alarma.

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