Manu Ballesteros

La indignación cobarde 

Es la comprobación empírica de que la indignación más vehemente de la mayoría de la sociedad va dirigida al pequeño malhechor de gran repercusión mediática, que por supuesto tiene que ser perseguido y castigado. Pero que callan pusilánimemente ante los hechos de colosal cuantía que comenten los mayores delincuentes que son los grandes defraudadores, los banqueros altamente codiciosos, la clase políticos corruptos,… que repercuten en la falta de enormes ingresos en que las arcas del Estado y que, en ocasiones, provoca esa inseguridad ciudadana reseñada al principio, y que además utilizan como cortina de humo para despistar la atención de que el verdadero problema es el que ellos perpetran.

Pensar en esta realidad tangible es demasiado esfuerzo para la manipulada y engañada opinión pública, que se sentiría mal, a poca dignidad que tuviera, si se diese cuenta de estar siendo víctima de una manipulación.

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