Gontzal Fontaneda

La lógica de Iruña-Veleia

Tras nueve añazos de espera parece que habrá juicio en el caso Iruña-Veleia. No es lógico. Si el Tribunal pretende decidir si Eliseo Gil falsificó los grafitos o no, primero tiene que saber si los grafitos son falsos o no. Para ello hay que analizar dichos grafitos y decidir cuándo fueron grabados. Nadie ha hecho ese análisis.

Los arqueólogos se basan en el estrato en que aparecen los hallazgos. Pero, desde el principio de la polémica el único que ha pedido analizarlos es Eliseo Gil, curiosamente el acusado. Nadie más, nadie del poder, ni la Universidad del País Vasco, ni la Diputación Foral de Álava ni el Juzgado de Vitoria han querido que se analicen los grafitos. No es lógico.

En 2008 la Diputación, incluso antes de haber recibido los informes, declaró falsos los grafitos, expulsó al equipo arqueológico de Eliseo Gil, lo denunció en el Juzgado y le dio el contrato del yacimiento a la Universidad. Y todo basándose en que  cuatro miembros de la Universidad (Galán, Gorrochategui, Lakarra y Núñez; no es verdad que hubo unanimidad) afirmaban que eran falsos basándose en sus teorías, no en pruebas.
[ver la documentación en http://www.veleia.fontaneda.net ]

Solo cuentan con teorías, como las de dos lingüistas que «saben» cómo era el euskera del siglo III. ¿Tendrán alguna grabación de aquella época?

Cuentan con opiniones, como el informe del Instituto del Patrimonio Cultural de España que, aunque el Juzgado le pidió que analizase la «antigüedad de las inscripciones», solo aportó que había rastros de metales modernos en la superficie, es decir, los residuos dejados por todas las personas que han tenido en sus manos las piezas.

Cuentan con especulaciones, como el informe policial, que afirma que éste es «el caso más grave de falsificación arqueológica de los últimos años a nivel mundial». Sin embargo, cuando recibió del Juzgado la orden de analizar la antigüedad de los grafitos, devolvió las piezas porque sus laboratorios no tenían la capacidad para ello.

Por contra, muchos (entre otros Albisu, Arnáiz, Baxarias, Elexpuru, Fernández, Filloy, Frank, Fritz, Harris, Iglesias, Illarregi, Orpustan, Rodríguez Colmenero, Satué, Sauren, Silgo, Thomson, Txillardegi, Van den Driessche, Zabaleta) coinciden en la posibilidad de que sean auténticos. También son solo teorías, porque nadie ha analizado los grafitos.

Es una vergüenza no haber hecho nada en más de nueve años.

La Fiscalía es normal que quiera ir a juicio, es su trabajo. Pero es incomprensible que sea la propia Diputación quien se empecine en la falsificación sin haber efectuado los análisis para saber cuándo fueron hechos los grafitos, unas inscripciones que pueden ser un tesoro para el euskera y para la historia. Sería un tesoro para Álava.

Habrá que empezar por analizarlo, ¿no?

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