Enric Vivanco Fontquerni

La masa como transformadora de la realidad

Si se fuera mínimamente consciente, de la fuerza que tiene el individuo cuando se trasforma en masa, y realiza aquelarres para poder desprenderse de la perpetua violencia que el poder institucional ejerce sobre ellos que permite la humillación constante hacia la ciudadanía. Unos pocos centenares de jóvenes provocan un estado de ansiedad a los vividores del régimen cuando ven peligrar su estatus de privilegio. Los sucesos que están ocurriendo en el Principat, por parte de muy pocos jóvenes que expresan su malestar al verse excluidos del tinglado estructural, político-económico-social. Saltan todas las alarmas en los medios de comunicación, partidos políticos, e instituciones empresariales. Tienen el atrevimiento de hablar de violencia cuando se quema un contenedor, símbolo del capitalismo destructor de la vida. Este depósito es el reflejo de un sistema que lo único que fomenta es: usar y tirar. Quién se pregunta por la humillación que los jóvenes cuando se arrastran, para conseguir un empleo, precario, y enviar imágenes de su cuerpo, y mente, para demostrar que son mejores que los otros. No hay nadie que se revele de semejante aberración, sino todo lo contrario. Hay vividores que enseñan la mejor forma de destruirse como ser humano, con esto de la excelencia, que no es otra cosa que anular la vida y la felicidad. El esclavismo de nuestra civilización sigue modulándose utilizando la técnica, en vez de las cadenas, y el látigo. Las imágenes jamás pueden reflejar la desesperación de los jóvenes, y su convencimiento que su futuro les empuja hacia la miseria económica y cultural. Siempre existe un catalizador, en este caso Pablo Hasél, que fue detenido por unos funcionarios, en un espacio sagrado como es la Universidad, por unos mercenarios que los jóvenes pagan sus nóminas, en detrimento de su futuro. No tienen el menor inconveniente dejar a la calle a personas pobres. Ellos a final de mes cobran sin problemas. Su trabajo es defender al poderoso, en detrimento de la mayoría de la población. Nadie les ha obligado a escoger este trabajo, y saben a quién defienden, y a quién oprimen. Los chalecos amarillos sufrieron infinidad de amputaciones y vaciamiento de ojos. Una joven de diecinueve años, le han vaciado un ojo. No hay acción que pueda justificar que unos mercenarios que son unos guerreros, contra los civiles, cometan estos actos inhumanos. Sí, no hay otra forma para transformar la injusticia, a un mundo vivible, que visibilizarse en la calle. No dejan otra opción. Las papeletas, son el mercadeo de las élites.

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