Ayer me ocurrió la mejor historia del año: quedé en Laudio para ir al monte y al llegar me di cuenta de que en el viaje en tren se me había caído la cartera con las tarjetas de crédito, DNI, txartela de la UPV, Barik... No pasó ni media hora cuando suena el móvil y una voz africana me dice que ha encontrado mi cartera, ha llamado al número que aparecía en una tarjeta, y me pregunta cómo podemos hacer para quedar y devolvérmela. Todo un ejemplo contra la xenofobia, que significa miedo a lo desconocido, a los de fuera. El mito de la amenaza fantasma de quienes llegan a nuestras tierras con malas condiciones económicas.

Pero las mujeres y hombres migrantes no son sino seres humanos semejantes a nosotros, que han viajado para buscar una vida mejor como haríamos cualquiera que lo necesitáramos. Son personas que nos aportan y mucho: Aportan la fuerza de trabajo en aquellos servicios que la población local no quiere hacer: cuidados, agricultura, construcción y otras obras... Aportan cotizaciones a la seguridad social en una Europa cada vez más vieja. Aportan riqueza cultural, recordándonos sin pretenderlo que el mundo es de muchos colores y que es posible vivir con menos. Y nos aportan buenos detalles, como el que me ocurrió ayer.

Me vino a la cabeza la canción "Pacto entre caballeros" de Sabina, y por eso, además de quedar con quien la encontró y darle su merecido, inicio una cadena de favores para saldar esta mi deuda con el continente africano así: os solicito una entrevista de trabajo en una empresa de Bizkaia del sector de electricidad o electrónica o tecnologías, que no tenga relación con producción militar, para un amigo marroquí con licenciaturas en Electrónica y en Físicas, máster en Ingeniería Física por la UPV/EHU, idiomas árabe, castellano, francés perfectos, inglés y alemán en proceso, y euskera un poco. Una lotería profesional para un puesto de trabajo. Si alguien sabe de él, le ruego información. Cien mil o un millón yo pagaré. Contacto: danitxu@fsfe.org