Íñigo Andiarena Flamarique

La resaca de la lotería

Pasados ya Gordo y Niño, nos encontramos con un buen día para recordar a todas esas personas que hicieron cola en Doña Manolita, durante más de cinco horas, con la esperanza de que les tocara la lotería y no les ha tocado.

Un buen día para recordar a todos los que tuvieron un presentimiento, soñaron con un número o tuvieron la certeza de que iban a ser los agraciados y se van de vacío.

Un abrazo a todos los que compraron el mismo número que sus allegados porque el sentimiento que les movió fue el «no vaya a ser que a ellos les toque y yo me quede sin nada»

Mis condolencias a todos los que creyeron que la suerte o el destino podría cambiar sus vidas y se vieron superados por la simple y trágica estadística.

Hoy sobre todo es un buen día para recordar cómo los españoles nos manifestamos, gritamos y lloramos para luego gastarnos en dos sorteos, lo equivalente a un tercio del gasto en I+D de nuestro amado país.

Yo soy español, español, español.

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