En política la ingenuidad no existe. La Ley de Partidos aprobada en su día por el President Pujol, es el tributo que debía aceptar para poder implementar una política económica a gusto y en beneficio de su propia clientela. El daño producido al independentismo ha sido retrasar una generación todo un proceso que siempre estuvo latente. El paso dado por los liberales y conservadores catalanistas, ha sido muy bien valorado en Madrid dada su peligrosidad intrínseca del mismo, que curiosamente no está siendo estimado de la misma manera por sectores que se denominan de izquierdas transformadoras que siguen con la cantinela habitual. Afortunadamente todavía la especie humana sigue siendo polifónica, y para poder avanzar es necesario tener una masa crítica en que todos son necesarios, no sólo para poder reivindicar lo obvio, sino también para poder pensar un futuro vivible y cuanto menos amable.

Atentamente.