Enric Vivanco Fontquerni, Barcelona

Leyes represivas

Desde el final de la guerra contra el nazismo, los dos bloques ideológicos –ya sólo queda uno– vivieron en un error monumental con el binomio: desarrollo-ciencia, que se transfiguró en una religión.

Aunque no se quiera ver, la primera cosecha la estamos padeciendo ahora. La izquierda, como siempre está en su salsa con los compartimentos estancos. Ahora toca presupuestos, y viva la vida. En cambio sólo leyendo el GARA, no hace falta nada más, hay un hilo conductor y las derechas y los liberales, como siempre, saben prever el futuro mucho mejor y se están preparando.

Por esto se arman también como siempre: con leyes represivas, y con sus mercenarios, que campan a su gusto. No es casual, las diferentes versiones de lo que significa el terrorismo, la guillotina de hace años, se desatan como un animal enloquecido. Las restricciones a la libertad de expresión, por todos lados, como la actuación de los funcionarios, con armas que matan, que rayan la nula profesionalidad, con sueldos indecentes que les caen cada mes, hagan lo que hagan.

Con el mequetrefe de Macron, con sus ideas reaccionarias, edulcoradas con un lenguaje republicano, que es la prueba de que la República se puede convertir en un campo de concentración.

Lo que ocurre en el Estado español, con sus presos políticos desde hace décadas, como lo que sucede en el Reino Unido, como en el francés, que diluyó con esmero naciones enteras con los ideales de una república apisonadora. Auténticos genocidios. Son así de listos, porque hay tontos por medio.

Estamos en un momento ideal para los cambios estructurales,. En esto se debería basar la lucha de todos los que se quieren emancipar de un mundo miserable e injusto. Pero mira por donde, ahora lo importante son las partidas presupuestarias.

En fin, tenemos lo que nos merecemos.   

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