Txus Pérez Artuch

Lujo Atxaga

En una de las primeras entrevistas que leí sobre él, me llamó la atención que el nombre, por el cual para mí era conocido, resultaba ser su pseudónimo literario. Contaba cómo en su época universitaria carecía de recursos propios para poder redactar, así que pidió prestada a un compañero una máquina de escribir, para mostrar un texto contrario al régimen franquista.

El dueño de la máquina le debió comentar, quizá en broma o no tanto, que al menos pusiera su nombre en la autoría como guiño por prestarle el utensilio. Y así adoptó el nombre de pila. Para el apellido artístico, comentaba que había escogido el segundo apellido de su ama.

Pseudónimo también porque tampoco quería que a sus hijos los conocieran como los hijos/as del escritor...

Fuese del todo cierta o no aquella hipótesis, considero a Bernardo Atxaga un genio de las letras.
Esta semana ha sido reconocida, a nivel estatal, su apuesta, trabajo y compromiso con la literatura y lengua vasca; también por su extenso recorrido en castellano.

Con su singular forma de expresión, tanto oral como escrita, en una charla en Iruña le escuché reflexionar que «muchas lenguas solo habitan en los picos de los loros». Decía la creencia que estas aves pueden llegar a vivir cerca de dos siglos y rescataban a través de sus cotorreos, idiomas minoritarios que desaparecían al tiempo que lo hacían las remotas tribus que lo hablaban mezclados con los sonidos de la selva.

Fue tras aquel pensamiento en voz alta compartido con todas las personas allí presentes cuando comprendí su cordón umbilical con el euskara. Lo visualicé como un fuelle soplando incesantemente suave para que la llama continúe.

Un Atxaga, que bien desde su Asteasu natal o desde su Zalduondo vivencial, fue capaz como muy pocos genios de la tinta lo han hecho, de crear un mundo imaginario, un «Macondo vasco» (que quizá lo hubiese denominado así el propio Márquez), para regalarnos la opción de adentrarnos en Obaba.

Al repasar su variada y rica trayectoria, puede parecer muy fácil el halago hacia un escritor encumbrado, pero es precisamente por eso, por todo el tiempo que lleva aportando tanto, por lo que es un lujo exquisito para la literatura vasca.

Irazu Garmendia jauna… Ikaragarria!!!

 

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