‘Sería difícil de entender que el acuerdo logrado en muchos pueblos de Gipuzkoa entre los distintos partidos no se alcance en las Juntas Generales’... respondía el diputado Errazkin a la oposición en JJGG.

Tan difícil de entender como las actitudes de ciertos partidos e instituciones judiciales y penitenciarias, que añaden dificultad a la tan ansiada normalización social en la CAV a pesar de los consensos institucionales mayoritarios.

‘Ahora la clave es lograr separar de los residuos más cantidades de materia orgánica. Lo contrario, dar paso a la propuesta de las balas sin alcanzar los objetivos planteados, sería empezar a construir la casa por el tejado …’ anunciaba Errazkin.

Después de cinco años operativo, el sistema de separación orgánica óptima entre los conocidos, se va consolidando en parte de Gipuzkoa. ¿Quien puede negar públicamente que los países europeos que encabezan los buenos resultados, lo son porque en su día se fijaron como objetivo primero la recogida masiva de orgánicos fermentables? No reconocerlo, imposibilita aún mas alcanzar consensos técnicos objetivos a favor de la tan ansiada normalización política en Gipuzkoa.

Cuando el interés partidista se antepone al comunitario (bien hacer medioambiental en el primer caso y emocional en el segundo), por medio de estrategias ‘erosivas’ valiéndose de mayorías políticas, siempre se provoca un bucle. Para salir de él....también se impone una tregua.