París bien vale una «misa»
Nos cuenta la historia, que esta frase se le atribuye a Enrique de Navarra (el primer Borbon en ocupara el trono de Francia) aunque algunos historiadores lo pongan en duda, y si bien no la pronuncio seguro que la pensaba, en su desesperado «intento» de acceder al trono francés que «legítimamente» le correspondía y que por su condición de calvinista protestante se lo impedía. Al final quizá se debió pensar que mejor «abjurar» de todos sus «creencias» y conseguir el poder que tanto ansiaba.
Vemos pues estos días a los llamados «representantes» del pueblo, en su nuevo y particular (París bien vale una misa) visto los movimientos de algunos de ellos en conseguir o llegar a ese poder que tanto ansían, renunciando a unos principios que tanto prometían, y forjándose «extrañas» alianzas a cual mas extraña y conveniente según mas les convengan en función de cómo les «soplen» los vientos, y calculando cual será su próximo movimiento importándoles cada vez menos, lo que habrían de gobernar en ese «París» que solo vale una misa.