Escuchaba yo hace poco, en un conocido programa radiofónico, las reflexiones de una activista de los derechos de las mujeres, que recientemente ha participado en un foro de diálogo de mujeres por la paz y mujeres por África. Mercedes Fernández, que así se llama esta guatemalteca, exiliada forzosamente de su país por defender, entre otras cosas, los derechos de las mujeres. Hasta hace bien poco podíamos pensar las mujeres occidentales, en países supuestamente "avanzados" como el nuestro, que nuestros cuerpos nuestras vidas eran nuestras, que no debíamos retrotraernos a "viejas leyes" del pasado como pretenden, los "jóvenes" líderes de esa nueva derecha, que en un alarde de majadería nos invitan a tener mas hijos, salvando de paso el sistema de pensiones (algo que su partido desmanteló sistemáticamente) y aplicando una ley del aborto que data nada menos que del año 1985 y que restringía enormemente, los supuestos para que se pudiera interrumpir los embarazos. Haré mío el pensamiento, que de semejante personaje hace la activista guatemalteca, pensamientos del "jurásico", y con ello que "perdonen" los ilustres dinosaurios de la época, porque no cabe pensar que personas jóvenes que se han beneficiado de las libertades que otorga y garantiza Europa vivan en ese permante oscurantismo. Asusta pensar de verdad que quizá en un futuro, igual no muy lejano, tenga responsabilidades de gobierno. Quizás sus mujeres estén muy contentas, el resto desde luego que no.