La mayoría de la población tiene asumido que la pensión que cobremos en el futuro y la edad de jubilación nada tendrán que ver con las que hoy tenemos. Crece el número de pensionistas y aunque poco a poco se crean nuevos contratos, estos son en su mayor parte  precarios y aportan poco  a las arcas de la Seguridad Social. Recientemente he leído que el Estado Español  es el segundo país europeo con la pensión máxima más alta después de Luxemburgo y por delante de países con rentas más altas como  Alemania o Francia. En Navarra el 15% de los pensionistas cobran entre 2.000 y 2.567 euros (la pensión más alta). Mientras tanto, casi la mitad de los jubilados gana todavía menos de 1.000 euros al mes.

Existe pues un claro desfase entre unas pensiones y otras. A menudo se justifica la existencia de estos pensionistas ricos por cuanto han cotizado durante su vida laboral más que el resto y el Estado está obligado a devolverles el dinero. En un futuro cercano, por diversos motivos tales como el envejecimiento de la población, la precariedad  laboral, etc.,  estamos condenados a cobrar pensiones de miseria o a contratar planes de pensiones privados. Considero que no debemos de resignarnos. Las pensiones del futuro se construyen en el presente. Entiendo que no es justo que un trabajador a tiempo completo cobre un salario mensual de  apenas el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) alrededor de 700 euros, mientras algunos jubilados cobran más de 2.000 euros con cargo a la Seguridad Social, gracias a lo que han cotizado ellos pero también a lo que los currelas de hoy estamos cotizando.

En mi opinión urge darle una vuelta al modelo económico y en particular al  sistema de pensiones para que haya una distribución más justa y equitativa  de las pensiones.  Se pueden poner en marcha  varias medidas  como subir los topes de cotización para que los grandes sueldos coticen más, bajar las pensiones «ricas» y subir las «pobres» y sobre todo aumentar como mínimo a 900 euros el SMI para que los que trabajamos aportemos más a la Seguridad Social.