La tierra donde Martin Lutero rompió con el catolicismo, vio nacer a Albert Einstein y amó a Hitler, ha sido mi domicilio durante los últimos seis meses. Le pongo en contexto, un niño pijo de Madrid, con la pulserita bien atada, me suelta que en su país sigue habiendo terrorismo por culpa de «los etarras de Alsasua». Es entonces cuando yo le digo que no es así, que la culpa de la «supuesta pelea del bar» fue de la Guardia Civil y que, si quiere, se los puede llevar de vuelta. Fue nuestra última discusión política.

Por vosotros llenamos las calles, subimos montes, e incluso nos presentamos en Bruselas. Mucha gente en contra, sí, pero un pueblo a favor. No dejaremos que os traten de lo que no sois. Lucharemos por vosotros día y noche hasta veros de nuevo en vuestro precioso pueblo navarro.