Javier Orcajada del Castillo, Bilbao

Presupuestos públicos mueven montañas

En una tesis doctoral, redactada en una universidad de Corea del Sur, se han analizado los presupuestos oficiales anuales de varios países en sucesivos años y se llegan a curiosas conclusiones. He aquí algunas significativas. Están sobredimensionados en un 30% de media. No tendría ningún efecto si se redujeran en esa proporción. Los presupuestos son el fundamento del estado y mueven montañas. No debe controlarse la corrupción en exceso, pues ello supone retrasar las obras e inmovilizar fondos públicos. Que es asumible hasta un nivel razonable −hablan de un 3%−. Es un aliciente para los contratistas y políticos, pues el control provoca falta de estímulo de los altos cargos de la administración, pues no ven reconocidos sus méritos personales y pueden trasladar los proyectos a otros espacios más «receptivos» con los que haya más expectativas de prestigio o de beneficios. Los grandes proyectos son codiciados por doquier, sobre todo donde las élites financieras o sus familias están incrustadas en gobiernos e instituciones oficiales internacionales que componen una infraestructura velada que enfatiza lo positivo que conviene del sistema democrático tan manoseado por los aparatos de propaganda del poder, sirven para controlar a grupos revolucionarios, relacionarse con paraísos fiscales y mantienen alerta a las fuerzas armadas que protegen el sistema. Además, apoyan instituciones religiosas cuyos intereses económicos se mezclan intencionadamente. Respecto a los funcionarios, están sobredimensionados. Puede haber un exceso del 30%. Carecen de conciencia de servidores públicos; su puesto de trabajo seguro lo defienden a ultranza porque −aducen−, está obtenido con esfuerzo. Como si en la privada los regalaran, cuando pueden ser despidos. Priorizan prescindir de los eventuales en caso de reestructuración. Su productividad es inferior a los de la privada. El funcionario es exigente con las condiciones laborales y se limitan estrictamente a cumplir según el manual, lo que impone más personal auxiliar, más derechos, que es la justificación para subcontratar a la iniciativa privada. En fin, el presupuesto fluye por el embudo para mantener a la ciudadanía despierta porque es de ella de donde proceden los fondos, pero no precisamente para su beneficio, que es la diferencia.

Search