Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

Quim Torra

Una de las particularidades en la historia de Catalunya, como país mediterráneo, es no excluir al que se quiere incorporar en los valores universales de convivencia. El nuevo president, Quim Torra, no ha sido forjado durante años para poder conseguir la cita, ni tan siquiera por las entidades financieras más insignes del Estado, ni por los medios de comunicación, en fin hace muy pocos años, quedó tirado como una colilla, por la multinacional donde trabajaba, su destino no era otro que ser uno más de los que consideran que el Principat, necesita para su supervivencia un estado propio. También un joven con 16 años que llegó de Iznájar, fue president, del Principat. Este valor hace que todavía no hayan podido aniquilar el catalanismo transversal, que es lo que siempre ha sido y sigue siendo. Comparen las políticas de los defensores de las leyes injustas, y tendrán muy difícil encontrar diferencias estructurales de lo que es, su estado. Es curioso que desde los comunes, se exija que explique lo que piensa el nuevo president, no de política, sino de su fuero interno, que es inviolable para cualquier humano, con esta mentalidad totalitaria, en el que todavía después de dos siglos de recorrido, no han entendido el por qué las masas no se vuelcan hacia ellos, precisamente por esto, la libertad no consiste en exigir a los demás que piensen como tú quieras que piensen, lo que les hace ser un proyecto perdedor, y con esta mentalidad así seguirán. El contexto de dureza que durante años está soportando una parte de la población, sobre todo la catalano parlante, que se creó en exclusiva una asociación, que pretende dinamitar una lengua, para dejarla de decorado como en el franquismo, que ha degenerado en un partido político a nivel de Estado, hay que reconocer que el sufrimiento, es de monaguillo, comparado con Euskal Herria. El contexto hay que conocerlo, el señor Torra, que ha trabajado sin sueldo oficial, ni de sindicatos, ni de partidos políticos, durante casi toda su vida, que estuvo dos años trabajando en Suiza, por la queja en un vuelo de la compañía Swiss Air, hacia Barcelona, un personaje se ofendió por que el catalán se utilizase, ya que como todo el mundo sabe es un dialecto, para mamarrachos estúpidos, y naturalmente la compañía se dio cuenta de semejante aberración y el catalán pasó a mejor vida. Por esto y por mucho más, se necesita de un Estado. Pensar que cuando uno se pone a escribir, un comentario para este ilustrado pasajero, dan ganas de abrir tu alma por el daño que se está haciendo, y por desgracia, es el uno por diez mil, que el catalanismo lleva en los bolsillos.

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