Es lamentable que un político de su «nivel», no tenga mayor argumento que el salario de los trabajadores para defender su incompetencia para resolver este conflicto. Le resta categoría profesional y personal, que no vea más allá de lo que le indican desde otras esferas para no tener que hacer frente a un asunto que le está quedando grande, quizás el orgullo le impide razonar adecuadamente.

Le invito a que trabaje a tres turnos, o madrugue y trasnoche cada día en horarios extremos y muy diferentes, que alteran continuamente el ritmo circadiano, padeciendo trastornos del sueño y digestivos, entre otros.

Le invito a que trabaje más del 50% de los fines de semana y de las fiestas oficiales, y compruebe cómo su vida familiar y social sufre las consecuencias de esta limitación.

Le invito a que sufra las consecuencias físicas de una conducción en ciudad con los tiempos ajustados, los pasos elevados, que perjudican las espaldas, y las continuas agresiones verbales, y en aumento, las físicas que devienen por nuestra profesión.

Le invito a que eche a perder su vida durmiendo en un coche o teniendo que hacer tiempo de cualquier forma en horas nocturnas para no molestar a su familia.

Le invito a que compruebe todas las peleas que los trabajadores tenemos con la actual gerencia de ALSA, cuya mayoría acaban en los juzgados y que tanto desgastan emocionalmente.

Puedo invitarle a muchas más cosas de esta índole, pero mejor le invito a comer unos sabrosos huevos con patatas y chorizo (un manjar para mi persona y muchos más) y charlemos cómodamente resolviendo todas las incógnitas que no le dejan ver más allá de su arrogancia.

Las huelgas, todas, son justas y son un derecho que debe respetar. Y tristemente todas generan un perjuicio, porque forma parte de su naturaleza.

No eche más mierda sobre nosotros, y deje de manipular la información que trasmite.