Iñaki San Sebastián Hormaetxea

Sobre la opción por la injusticia

La Humanidad, de la mano de la globalización, parece evolucionar a una imparable velocidad de vértigo. Desgraciadamente no todo son luces, desde el momento que nos sobran demasiadas sombras. Seguimos pateando un mundo en el que convivimos miles de millones de personas, más o menos buenas y malas, incapaces de acabar con terroríficas situaciones de miseria. No hay que ir muy lejos para tropezar, dentro de la Europa y la América opulentas, con grandes desigualdades que escandalizan. Y si nos vamos a las zonas conflictivas en el Mediterráneo, África, Oriente Medio, Asia Central, algunos rincones de América Latina, etc. ¡Qué os voy a contar que no sepáis!

Como siempre surgen preguntas difíciles de contestar ¿Cómo parar tanto drama? ¿Quiénes somos los malos de la película? ¿Cómo poner orden ante tanto desorden, en la realidad vivida día a día? ¿Cómo definir la maldad en la persona, sin sumergirse en una casuística interminable inseparable de un cierto subjetivismo? Total que dándole vueltas al tema, me encuentro en la red una… digamos respuesta, a esta última pregunta. Lo realmente malo, lo perverso, el mayor pecado contra la Humanidad sería la omnipresente opción por la injusticia que, con mayor o menor virulencia, se manifiesta en nuestro cotidiano comportamiento. Es decir, como que somos demasiados los que queremos hacer y llegamos a hacer algo, sabiendo que estamos siendo injustos con alguna persona o comunidad humana. Cuantitativamente, el daño es mayor cuanto más poder tiene quien opta por la tal injusticia, pero el… y tu más, no nos libra de culpa. De todos modos, es un peligro permitir que personajes no limpios se nos cuelen entre los jerarcas de la política, la empresa, la religión, etc.

Como cada momento tiene su acontecimiento, es obligado seguir con las preguntas. Por ejemplo… ¿Están optando por la injusticia el Sr. Rajoy y su Gobierno, al no aceptar los resultados de las urnas el 21D, en Cataluña? ¿Ha optado por la injusticia, el Papa Francisco, al tachar de calumnias algunas denuncias de víctimas de la pederastia, en la que parecen estar implicados personajes importantes de la Iglesia de Chile? ¿Optan por la injusticia, también, los grandes magnates de las multinacionales representadas en Davos, cuando parecen desentenderse de las desigualdades económicas que maltratan a media Humanidad? Si las respuestas fueran afirmativas diría que, en nuestro mundo globalizado, las luces van a ir perdiendo brillo, al tiempo que se agigantan las sombras. Esperemos que no sea así, aunque yo no llegue a verlo.

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