Javier Orcajada del Castillo

Teología a aplicar en Catalunya para el 155

No parece que haya ningún argumento válido para convencer a Rajoy para negociar con Catalunya un referéndum vinculante que solucione el callejón sin salida que ha creado su intolerancia y su temor a negociar entre iguales y sin abuso de poder. A falta de mejor argumento se ha hecho fuerte en la ley para enfrentarse a la voluntad mayoritaria de los catalanes que quieren decidir su futuro. Quizá tenga que ser la Teología la que sirva de argumento para explicar que la voluntad de un pueblo es prioritaria a toda ley, pues el protagonismo de un pueblo lo expresa por medio de su voluntad en referéndum exclusivamente y por tanto, cualquier ley que lo contradiga siempre será nula, pues es el origen desde donde emana la legalidad suprema. Es la ley natural que está sobre cualquier ley positiva, aunque sea una Constitución. Argumenta Rajoy que ha sido inevitable aplicar el 155, pues está en juego la existencia de España como nación. Realmente no es un eufemismo filosófico para afianzar una afirmación interesada, pues si Catalunya se independiza España perdería un 23% de sus ingresos fiscales y el resto del país no sería capaz de sustituirlos pues casi todas las comunidades restantes son receptoras netas de los impuestos y transferencias que hasta ahora provienen de Catalunya. Dice Rajoy que si se volviera a la legalidad, que se podría anular la aplicación del 155, pues se ha metido en un huerto y ahora «pide a la virgen que me quede como estoy». No le han asesorado bien, pues a pesar de todas las leyes, condenas y declaraciones tonantes, Catalunya es ya una republica independiente que no puede volver atrás aunque lo decrete el Constitucional, Lamela, Maza o los Tercios de Flandes al mando de don Juan de Austria. Aunque no esté reconocida internacionalmente. Ese es el riesgo de elegir la libertad. Se ha constituido como república por la voluntad de sus ciudadanos aplicando sus leyes aprobadas en referéndum, aunque hayan sido revocadas por un tribunal español que ya se ha convertido en extranjero a los efectos. Sólo un referéndum convocado por las autoridades catalanas que declararon la independencia podría revocar la constitución de la República de Catalunya. Aunque encarcelen a todos los catalanes. Que apliquen a Gibraltar el 155 y les manden el Piolin. Al final el seny catalán se impondrá a un torpe gobierno español cuyo presidente está acusado de corrupción, que tiene tres ministros recusados por el Parlamento y que está económicamente quebrado.

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