Lo que nunca había sucedido es que el nuevo presidente de Estados Unidos sea el blanco de todos los males y estigmas antes de empezar el mandato. Se puede uno imaginar en un delirio mental, que le pueda ocurrir un accidente, o una enfermedad, o una ley oxidada para poder llevar a término como lo ocurrido en Brasil, o simplemente que lo liquiden como a Kennedy, u Olof Palme. La política que ha sido moneda corriente por parte del Imperio, ha consistido enfrentar los intereses de China y de Rusia, y que Europa no se desmarcase de la misma, que ha perjudicado los intereses y sigue perjudicando a los europeos, porque con  los vecinos siempre es mejor su amistad. La política tan condescendiente hacia China iniciada por Nixon olvidándose del Tibet y de sus propias condiciones socio- políticas, que curiosamente con Europa fue tan beligerante hasta el último día, así como la ayuda entusiástica para convertirla en la fábrica del mundo, que a largo plazo ha repercutido en las clases medias del propio Estado americano.

El cambio geoestratégico ligado a un proteccionismo que como tal puede ser suave, enfurece a los integristas del librecambio, el mero hecho de insinuarlo ha disparado todas las alarmas y las élites financieras y amantes de la globalización actual, saben que este giro significa una restructuración del sistema capitalista no precisamente epidérmico. La historia que a veces puede ser útil, nos enseña que después de una época de libre cambio llega la contraria y el que no sepa leerla tendrá sorpresas. Los cambios iniciados por arriba, son tan dificultosos como los cambios desde abajo, los enemigos son los mismos y la izquierda nunca lo ha tenido en cuenta, o simplemente la han neutralizado a muy bajo coste.