Trolley
La corrupción en la UE, es algo archisabido, ya que es su propia esencia. Todos los que suponen que la UE tiene futuro, no es solo un pensamiento voluntarista, sino también muy osado. Nada más hay que repasar el nombre, la mayoría de los que forman parte de este chollo. El Parlamento es una estructura publicitaria para hacer creer que sus declaraciones forman parte de la verdad. Tan verdad, como que una socialista mencionase que Qatar, despega hacia la modernidad como Occidente. La corrupción más creíble y que mejor se digiere es la socialista, con algún sindicato y ONG, por medio. Todo este mundo tan virtuoso forma la esencia de la cochambre europea. Los emires lo saben perfectamente, por ello las maletas repletas de dinero funcionan, lo mismo que para las monarquías europeas, y derivados. Una estructura que no es democrática por mucho lustre que se quiera dar jamás engendra políticas democráticas y benefactoras para la mayoría. El soborno de las grandes empresas para conseguir pedidos es algo habitual, como el engaño de todo un sector como el automovilístico, trucando la contaminación que provocan sus vehículos. Lo sabemos y pasó como si nada. A pesar de que esto genere muertos, enfermedades, y facilita que haya más tontos por kilómetro cuadrado. Si ahora sale esta anécdota es para hacer creer que la UE, vigila las corrupciones. Es tan infantil suponerlo que solo provoca que carcajadas. Si se analiza el dinero tirado hacia la industria farmacéutica en los últimos tres años, es un escándalo mayúsculo, pero lo que importa es que se vayan vendiendo brebajes que no sirven para nada. El engaño de pasar del coche de combustión interna, al eléctrico, es de tal magnitud todo el dinero inservible que se está abocando, ya que el problema del coche, no es solo el motor, sino el volumen que ocupa y la contaminación que genera por el solo hecho de circular. Ingentes cantidades de dinero están yendo a todo este sector pirata. China se ha dado cuenta de que es imposible poder distribuir baterías de litio, a toda esta industria, ya que además del costo del mineral, necesita gran cantidad de agua para configurar su utilidad, y se decanta por las baterías de toda la vida de sodio. El fenómeno físico de la electrólisis, se conoce hace siglos, y en el XIX se expandió. Martorell, la ciudad del motor, que dentro de pocos años le pasará como a Detroit, y todos ahora tan felices con la exigencia de la multinacional de recoger dinero público 400 millones para construir una planta de baterías de litio, y otros 90 millones de euros, para los vehículos eléctricos en el Principat, todo con dinero nuestro. Todas estas inversiones se pueden dar por electrocutadas. Lo mismo que este oleoducto maravilloso de hidrógeno, que atravesará mares como si nada. Si alguien se molestase en preguntar a ingenieros y físicos, no comprados, más de uno se llevaría alguna sorpresa, ya que este anuncio es una auténtica tomadura de pelo. De todas formas el dinero derrochado en algún bolsillo irá a parar.
Atentamente.