Una fórmula a rescatar
Hay que ver cómo van los catalanes en su carrera hacia la conquista de la soberanía o, mejor, hacia una independencia siempre relativa dentro de la Unión Europea. Y lo interesante es que han llegado hasta donde están sin disparar un solo tiro. Visto desde Euskadi, da un poquito de envidia. Personalmente no me canso de volver la mirada hacia las autonómicas de aquel inolvidable mayo de 2001, fecha en la que Ibarretxe arrasó con más de seiscientos mil votos. Íbamos los primeros, con diferencia, en esta aventura. Pues bien, quién hubiera dicho que, trece años después, quienes creíamos tener a años luz nos muestran la espalda. Los catalanes se nos escapan, propulsados por un impulso únicamente político. ¿Seremos capaces los vascos de seguir su estela?
Hablando de impulso político, no puedo evitar volver la mirada hacia atrás. En este viaje me tropiezo con la muy razonable fórmula del estado libre asociado. Ibarretxe la defendió con entusiasmo, pero nadie le hizo caso. ¿Por qué no intentar sacarla del baúl de los recuerdos e iniciar un debate serio, sin prejuicios ni constitucionalismos? A ver si también en esto los catalanes van a resultar más espabilados.
Lo evidente, a estas alturas, es que el muro constitucional levantado por el bipartidismo PP-PSOE se resquebraja a marchas forzadas. Impresiona contemplar la montonera de gusanos que lo corroen sin piedad. No sé si pasarán dos, cuatro o seis años, pero una reforma territorial del actual Estado español parece imparable. Y esta vez no cabrá repetir lo del café para todos. Con la fórmula que sea, seguro que se impondrá el respeto a la identidad nacional de Euskadi y Catalunya.