Susana Cañete de Cárdenas Mateo

Una sociedad mestiza y diversa

Observamos con indignación cómo las personas dejan sus países de origen para coger una patera, poniendo en peligro sus vidas y a veces las de sus criaturas para venir a Europa.

Criticamos la brutalidad en las fronteras y a la extrema derecha que lanza bulos deshumanizadores contra las personas migrantes. Empatizamos con la desesperación de quienes arriesgan sus vidas para llegar a las costas europeas buscando un futuro mejor.

Pero cuando esas personas ya están aquí, cuando unos jóvenes desocupados a nuestros ojos se sientan en las plazas y en los lugares públicos, el pánico social nos posee.

Cuando vemos a estos hombres, quizá demasiado morenos o demasiado Mohamed o Abdul para nuestros estándares europeos y cristianos, se nos olvida la solidaridad y los valores más básicos.

Nuestro pequeño ecosistema de blanquitud y uniformidad se pone en peligro. ¿Qué hacen esas extrañas y peligrosas criaturas? ¿Han venido a violarnos? ¿A infectar nuestras calles, antes puras, de sustancias tóxicas? Porque es bien sabido que cuando un extranjero comete un delito los culpables son todos, pero si lo comete un autóctono, es un descarriado.

Cuando nuestro pensamiento confluye, o roza siquiera los presupuestos de la extrema derecha (véanse los derroteros de algunos feminismos) debemos ponernos en  alerta, actuar al detectar un error en nuestro sistema ideológico, hay que cortar el pensamiento infectado, el prejuicio racista y falto de ética que nos ha llevado hasta allí.

Las pateras han llegado, pero parece que no han llegado a buen puerto. Además del acoso policial, que no hace sino crear una falsa sensación de peligrosidad, decenas y decenas de jóvenes están pasando hambre en nuestras calles, durmiendo al raso, llueva o truene, estén enfermos o con buena salud.

¿De verdad lo que nos parece indecente es verlos charlando en un banco?

Ejerzamos la solidaridad activa, destruyamos nuestro racismo y tendamos puentes, hagamos una sociedad verdaderamente igualitaria, justa y acogedora para todas las personas.

Decidamos,  en definitiva, en qué lado de la historia queremos estar.

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