EH Bildu y Elkarrekin Podemos anunciaron ayer que han llegado a un acuerdo sobre los contenidos de la ley que garantiza el derecho a saber euskara que se tramita en el Parlamento de Gasteiz. El compromiso contempla la gratuidad de la enseñanza del euskara hasta el nivel C1. De este modo, se amplía el alcance de la propuesta inicial de EH Bildu y, al mismo tiempo, se recogen algunas de las demandas históricas de los sindicatos y otros grupos sociales para eliminar determinadas trabas al aprendizaje del euskara.

El pacto alcanzado entre estas dos fuerzas políticas da pie a varias lecturas positivas. Por una parte, se trata de un acuerdo ambicioso, puesto que se consolidan por ley las inversiones que han de ejecutarse para hacer realidad el derecho a saber euskara recogido en el Estatuto de Autonomía y en la ley de normalización del euskara. Es, además, un compromiso al que han llegado fuerzas abertzales y no abertzales. El acuerdo rompe por tanto con inercias sólidamente enraizadas que situaban al euskara únicamente en el ámbito de incumbencia de los abertzales. Este pacto entre diferentes constata que el euskara atañe en realidad a todos los vascos y vascas, independientemente de su adscripción ideológica. Y, por último, los firmantes de la propuesta hicieron un llamamiento a los partidos que sustentan el Gobierno de Lakua para que también se adhieran. Una loable vocación de apertura que, lejos de intentar patrimonializar lo alcanzado, apuesta por sumar nuevas voluntades en un esfuerzo común. Llegados a este punto, por dinero no será; y más teniendo en cuenta que esta misma semana la Diputación de Gipuzkoa ha anunciado una amortización extraordinaria de deuda.

En este contexto, sería poco menos que impensable que el consenso alcanzado por Elkarrekin Podemos y EH Bildu no se ampliara a otras fuerzas, especialmente al PNV, y que el proyecto terminara finalmente perdido por los pasillos del Parlamento.