Asignaturas pendientes en materia de innovación

El nuestro es un país pequeño. Valga remarcar la obviedad para recordar que difícilmente podremos emerger en ninguna plaza –sea económica, social, deportiva, académica o la que toque– apostando a la cantidad. Es la calidad la que puede abrirnos una puerta para hacernos un hueco en el concierto de naciones. En este sentido, entre las pocas certezas que pueden tenerse hoy en día en materia económica, sea cual sea el modelo por el que se apueste, destaca la importancia de la innovación, pieza clave en el desarrollo de economías como la nuestra.

El último Índice de Innovación Regional publicado recientemente por la Comisión Europea, en el que se analizan diferentes indicadores en 238 regiones de todo el continente, sitúa tanto a la CAV como a Nafarroa por debajo de la media europea, lejos de regiones con las que hemos solido compararnos. La valoración para Ipar Euskal Herria resulta más complicada, dado que el informe la incluye en la macrorregión suroeste del Estado francés.

No se trata ahora de rasgarnos las vestiduras ni de utilizar el informe como simple arma arrojadiza en la arena política. Aunque tanto la CAV como Nafarroa descienden un puesto respecto a ediciones anteriores, lo que importa es observar la evolución a lo largo del tiempo para fijarnos en las cosas que se hacen bien –no son pocas– y en las que siguen apareciendo en la lista de los deberes –son muchas–. En estas materias pendientes, la distancia con regiones europeas de características parecidas a las nuestras no hace sino ampliarse según pasan los años, algo que debería preocuparnos. Evitar la autocomplacencia de quedarnos mirando al Estado español –en el que la CAV se mantiene a la cabeza– y cambiar el marco de comparación al ámbito europeo debería ser una prioridad para todos. Más si cabe cuando el propio Gobierno de Gasteiz sitúa la pertenencia al Estado español como uno de los lastres que condena a los territorios vascos al vagón de los rezagados.

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