El Parlamento de Gasteiz aprobó ayer por unanimidad conmemorar el Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura que se celebra a instancia de Naciones Unidas cada 26 de junio. El Ejecutivo de Lakua anunció posteriormente que el año que viene organizará el primer acto conmemorativo que tratará de consensuar con el resto de grupos políticos. Un acuerdo que fue valorado positivamente por las víctimas de la tortura presentes en el debate. Es evidente que se trata de un avance en su reconocimiento.

Sin embargo, los discursos que se escucharon en la Cámara evidencian que esa unanimidad no implica un acuerdo sobre lo ocurrido en Euskal Herria y mucho menos sobre la existencia de responsabilidades por el uso sistemático de la tortura en la lucha del Estado contra la insurgencia vasca. Así, el PP trató de justificar su postura negacionista situando esta violación de los derechos humanos en el ámbito internacional, obviando los contundentes datos del informe realizado por el equipo de Paco Etxeberria. El PNV, por su parte, trató de situarse de perfil, como si no hubiera tenido ninguna responsabilidad en el Departamento de Interior o en la Comisión de Derechos Humanos cuando se produjeron los casos de tortura que acredita el citado informe. Ambas actitudes indican que a pesar de la unanimidad lograda ayer queda todavía un largo camino por recorrer para que las víctimas de la tortura tengan un reconocimiento pleno, para que verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición sea una realidad para todas ellas y para la sociedad vasca en general.

A pesar de las discrepancias de fondo y de cierta hipocresía, que el acuerdo de ayer fuera unánime indica claramente que se avanza. Las posiciones negacionistas tienen cada vez más difícil justificar y defender su postura. Gracias sobre todo a la labor constructiva y empática de la sociedad civil vasca, se sigue avanzando hacia el reconocimiento de todas las víctimas y la reconciliación.