Ayuntamientos abiertos frente a alcaldes sectarios

El mismo día en el que se conformaron los ayuntamientos en Nafarroa, en junio del año pasado, se vio que la aparente «vuelta a la normalidad» del régimen tenía más grietas de las que algunos podían pensar. El PSN dejó hacer y vencer al trifachito foral, que con la suma de UPN, PP y Ciudadanos gobierna en varios municipios, empezando por Iruñea. Pero era evidente que, tras cuatro años de experiencia democrática muy positiva, algunas cosas ya no volverían a ser iguales.   

Otras estaban cambiando a toda velocidad. María Chivite quería ser lehendakari a toda costa y eso pasaba por intentarlo con las fuerzas progresistas. La derecha sacó la carta de la «Razón de Estado», pero la inestabilidad de ese mismo Estado y los intereses de Pedro Sánchez hicieron que el PSN probase suerte. El calendario y diferentes procedimientos de elección en consistorios y Parlamento permitieron al PSN abrir la negociación para conformar Gobierno con fuerzas vasquistas, progresistas y de izquierda mientras aupaba a derechistas como Enrique Maya o Gonzalo Fuentes a las alcaldías. Apenas dos meses más tarde, en julio, las bases de EH Bildu mostraban madurez y cintura política al votar dar vía libre al Ejecutivo de Chivite. Desde entonces, esa mayoría democrática ha evitado que la Mancomunidad de Iruñerria cayese en manos de los socios de Maya y se han aprobado presupuestos gracias al pacto con EH Bildu. Mientras, los ayuntamientos derechistas se han hecho más sectarios y son peor gestionados.

La decisión de la mayoría del Consistorio de Lizarra de presentar una moción de censura para devolver a Koldo Leoz a la Alcaldía supone reabrir las puertas del Ayuntamiento al pueblo. El PSN amenaza con expulsar a sus ediles si apoyan el cambio. Ya lo hicieron en Tafalla y antes en Sartaguda, y perdieron votos y militantes. Leoz y su equipo han demostrado que harán políticas avanzadas y gestionarán para todos y todas. Este sí es, como diría Chivite, un «gobierno de progreso».

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