El Primer Congreso Internacional Naizen sobre Infancias y Adolescencias Trans se clausurará hoy en Bilbo, después de una jornada inaugural que resultó interesante e inspiradora. Desde una perspectiva interdisciplinar, el objetivo principal de este encuentro es «comprender la realidad de las infancias y adolescencias trans para poder acompañarlas de la mejor forma posible». Querer comprender las cosas se ha convertido en un ejercicio casi revolucionario, porque una parte sustancial del programa de las fuerzas autoritarias es fomentar la incomprensión, la falta de empatía y la negación. Acompañar a quienes sufren, a las personas que son señaladas y marginadas por ser, pensar o sentir distinto es defender un derecho humano. Si son menores, la crueldad debería estar socialmente descartada sin excusas.
 
El congreso llega en un momento complicado, porque las personas y organizaciones que defienden la transfobia, niegan la diversidad y combaten la igualdad de derechos se sienten legitimadas a raíz de la decisión del Tribunal Supremo británico. Esa sentencia sienta una peligrosa jurisprudencia al proclamar que cuando la ley utiliza los términos «mujer» y «hombre» se refiere al sexo biológico y, por lo tanto, deja fuera a las personas trans. En este mismo sentido, Donald Trump ha dejado claro que «será política oficial del Gobierno de EEUU que solo haya dos géneros: masculino y femenino». Todo lo que se salga de esa norma, de ese binarismo que no responde a la realidad social ni a la naturaleza humana, sino a sus obsesiones políticas y religiosas, tendrá problemas. No hay muchos privilegios mayores que el poder de negar la identidad y los derechos de otras personas que lo único que demandan es su derecho a existir y a vivir en libertad.

Gracias a las luchas históricas del colectivo LGTBI y a la labor de organizaciones como Naizen, en la sociedad vasca hay un consenso básico en favor de los derechos de las personas trans. Congresos como este enriquecen con evidencias y vivencias ese capital político comunitario que es importante preservar en tiempos de impugnación del feminismo, de negación de la diversidad y de amenazas contra las libertades.