Estructuras fuertes para la divulgación tecnocientífica
Un incendio en la cúpula del Planetario de Iruñea generó importantes daños en el edificio. Aún no se saben las causas del incidente, pero todo indica que la afección será grave. Una de las instalaciones más dañadas es la sala de proyecciones de este importante centro para la divulgación científica. Pese al rápido y eficaz trabajo de los servicios de bomberos y emergencias, ayer se anunció que algunas de las actividades programadas tendrán que suspenderse, mientras que el resto serán reubicadas en otras instituciones asociadas al Planetario, como la UPNA, y en alguna de las instalaciones de Nicdo (la empresa pública encargada de esta y otras infraestructuras dedicadas a actividades de deporte, ocio y cultura).
Un hecho tan penoso y, en principio, fortuito como un incendio puede tener el efecto de alumbrar algunas debilidades estructurales que tiene el país. En este caso, en el aspecto de la divulgación tecnocientífica y museística. Está previsto que el año que viene Eureka! Zientzia Museoa cierre sus puertas en Miramon y Tabakalera acoja una parte de ese centro. Kutxa Fundazioa es la responsable de ese centro; Fundación “La Caixa” lo es del Planetario de Iruñea. Es positivo que esas entidades inviertan en estas iniciativas, pero también traen una dependencia peligrosa y una competencia estéril, que se suma al clientelismo y la burocracia del sistema universitario.
Un país tan pequeño como Euskal Herria debe invertir sus recursos con inteligencia y sobre la base de estrategias cooperativas sensibles a los intereses mutuos. En muchos aspectos, la perspectiva provincialista es contraria a la eficiencia. En el reparto de infraestructuras, desde aeropuertos hasta museos, hay que ampliar la perspectiva y hacer apuestas compartidas. De lo contrario, un mismo museo se puede expandir por un solo herrialde y una universidad, tener dos centros parejos en la misma ciudad, tan solo porque el sistema clientelar lo favorece frente a alternativas más sostenibles. Por eso, a la vez que desear que el Planetario se reabra lo antes posible, convendría aprovechar este shock para reflexionar sobre la salud de la divulgación, reivindicar su valor y afinar estrategias.