Experiencia política y capital simbólico

En Euskal Herria nos hemos acostumbrado a imágenes como la de ayer, en la que Jonathan Powell y Martin McGuinness ejercen una interlocución común y unívoca con las fuerzas políticas vascas. Pero si alejamos un poco el foco de nuestro ombligo, podemos ver a dos adversarios que no hace tanto fueron enemigos. Saquemos las diferencias entre ambos, desde los orígenes sociales hasta las creencias religiosas, pasando por lealtades políticas y proyectos de futuro, y veremos a dos personas que pueden considerarse abiertamente opuestas. De hecho, sus proyectos políticos (una república irlandesa unida, por un lado, y un reino unido con metrópoli en Londres, por otro) se contraponen. Sin embargo, ambos son democráticamente alcanzables, y esa es una de las claves del proceso irlandés.

Por todo ello, entre otras cosas, tiene un valor añadido que el que fuera jefe de Gabinete de Tony Blair y el líder de Sinn Féin coincidan a la hora de aunar voluntades para lograr una paz justa y duradera en Euskal Herria. Dos son los puntos más evidentes en los que destacan y coinciden Powell y McGuinness. Por un lado, su experiencia en lograr la paz entre adversarios, llevando para ello a sus respectivas comunidades y a sus compañeros de filas hacia esas posiciones. Por otro lado, una visión política que transciende su posición ideológica particular; una inteligencia, un talento y una capacidad de liderazgo que hacen posible esa imagen de ambos defendiendo un bien común, en beneficio de quienes vivimos en Euskal Herria y de la estabilidad política en Europa.

Para avanzar la sociedad vasca necesita de ambas cosas: de la experiencia acumulada a la hora de negociar y de hacer progresar un proceso de paz como el irlandés; y del talento y del capital simbólico de quienes desean la paz frente a quienes prefieren la guerra o, directamente, la subyugación del contrario. Las fuerzas y las instituciones vascas deben valorar ese capital político. No hacerlo es irresponsable y demuestra, además, una gran torpeza diplomática y una preocupante necedad política.

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