Kosovo, las taras de una independencia tutelada

El sábado la República de Kosovo celebró el décimo aniversario de su creación. Tras un recorrido tortuoso fue tomando cuerpo la propuesta del enviado especial de las Naciones Unidas y posterior premio Nobel, Martti Athisaari, que abogó por una especie de independencia supervisada por la comunidad internacional. Así, el 17 de febrero de 2008 y sin referéndum de autodeterminación, el Parlamento proclamó la independencia de Kosovo de Serbia. Fue rápidamente aceptada por algunos países aunque otros muchos todavía a día de hoy no la han reconocido, entre ellos, el Estado español.
   
Si tras la guerra Kosovo estuvo administrada por la misión de la Naciones Unidas, Unmik, con la independencia ha sido la UE a través de Eulex, misión teóricamente destinada a crear un sistema legal apropiado, la que ha intervenido en los asuntos internos del país. Los reportajes publicados por GARA estos días evidencian que de poco han servido estas misiones para avanzar: las consecuencias del conflicto siguen sin resolverse y la corrupción y el crimen organizado atenazan la vida del país. Por otra parte, la falta de reconocimiento internacional condiciona la acción gubernamental. A fin de cuentas, las altas expectativas creadas con la independencia, sobre todo gracias al apoyo de la OTAN y la UE, no se han cumplido, y reina una sensación apatía y descontento entre sus habitantes.

La República de Kosovo nació gracias a los deseos de una amplia mayoría de la población de construir un Estado independiente, y también fruto de los cálculos geopolíticos de las grandes potencias. Esta tutela exterior ha mermado la soberanía del Gobierno y en consecuencia su capacidad para construir un futuro próspero y en paz para sus habitantes. Por otro lado, Kosovo es la viva expresión de la hipocresía de una Unión Europea que apoyó, incluso con una misión especial, la independencia de Kosovo, pero que, sin embargo, es incapaz de impulsar una salida política basada en el derecho a decidir a los pueblos que en su interior la reclaman.

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