La banca succiona riqueza para los fondos buitre
En 2024, los seis mayores bancos del Estado español ganaron 31.768 millones de euros, un 21% más que el año anterior, a pesar de los 1.500 millones que destinaron a pagar el impuesto extraordinario. Santander ganó 12.574 millones, un 14% más; BBVA 10.054 millones, un 25% más; Caixabank 5.787 millones o un 20% más; Sabadell 1.827 millones, un 37% más; Bankiner 953 millones, un 13% más y, por último, Unicaja 573 millones, un beneficio que dobla el del año anterior, creció un 115% más.
Unas cifras que puestas en relación con el crecimiento de la economía –creció un 2,1% en la CAV y 2,7% en Nafarroa– o con el de los salarios –los pactados en convenio aumentaron un 3,5% en Hego Euskal Herria– para darse cuenta de la enorme distancia entre unos y otros. Los bancos están acaparando una parte creciente de la riqueza que la economía crea anualmente. Una dinámica que empobrece a los asalariados y refuerza un reparto de la riqueza cada vez más injusto. Conviene no perder de vista, además, que prácticamente todos dedicaran por encima del 50% de esos beneficios a pagar dividendos a los accionistas, excepto el Sabadell que, para salvar la OPA del BBVA, ha decidido untar a sus accionistas y repartirá 3.300 millones, mucho más de lo que ha ganado en 2024. Esto significa que gastará parte de sus reservas en esta maniobra y, en consecuencia, reducirá su ratio de capital, algo que no hace tanto tiempo preocupaba, y mucho, al BCE. Resulta, además, que en esta pelea de gallos, los mismos están en todas partes. Entre los principales accionistas de los seis grandes aparecen otros bancos, como Morgan Stanley y Goldman Sachs, y fondos buitre, como BlackRock, Vanguard, Fisher y Fidelity, por citar algunos. La quintaesencia del capitalismo financiero internacional se lleva la riqueza que el sistema bancario succiona de la economía productiva. Y lo mismo ocurre con otros grandes oligopolios, como las energéticas.
Implantar un impuesto extraordinario a los beneficios es un paso importante, pero a la vista de los resultados bancarios, no es ni mucho menos suficiente para avanzar hacia un reparto justo de la riqueza. Hay que deshacer los oligopolios.