La función del Legislativo no está en cuarentena

Ha querido la casualidad, o las ganas irrefrenables del lehendakari de celebrar elecciones anticipadas, que esta pandemia haya cogido a la CAV en una situación anómala, con el Parlamento disuelto. En este contexto, la Mesa de la Cámara, su órgano de gobierno, debe decidir si atiende o no la solicitud cursada por EH Bildu y Elkarrekin Podemos para debatir en la Diputación Permanente sendas iniciativas de carácter urgente, todas ellas relacionadas con la crisis sanitaria que padecemos. Pero el PNV no está por la labor, y sus dirigentes se cierran en banda.

Itxaso Atutxa, líder jelkide en Bizkaia, argumentaba ayer que la Diputación Permanente no podía convertirse en «un pequeño Parlamento» para controlar la labor del Ejecutivo en pleno estado de alarma, ya que no está pensada para ello. Pero precisamente es la situación de emergencia que vivimos la que hace ineludible activar ese órgano. En un momento de total incertidumbre sobre la duración de la cuarentena y el confinamiento, cuando por tanto no se sabe cuándo podrán celebrarse los comicios, lo que no se puede pretender es mantener una situación de interinidad como la que viven las instituciones sin ejercitar ningún control. ¿Acaso desea el PNV que el Gobierno actúe sin someterse al escrutinio de los grupos de forma indefinida? Llama la atención que así sea, cuando ese partido ha unido sus votos a los del PP para, precisamente, controlar al Gabinete de Pedro Sánchez, que mantiene la misma opacidad y unilateralidad en su toma de decisiones. Pero lo que está mal en Madrid no puede estar bien en Gasteiz.

El control al Gobierno y el resto de funciones del Legislativo no pueden ponerse en cuarentena, y la excepcionalidad del trance obliga a adoptar medidas acordes al mismo. Iñigo Urkullu acusaba recientemente a EH Bildu de no creer en la separación de poderes, pero es él quien parece acomodado en un uso cada vez más autocrático del poder, lejos de cualquier noción democrática del mismo.

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