La inmigración muestra las miserias de la UE

L a reciente odisea del ‘Aquarius’ continúa ahora  con el barco de salvamento marítimo ‘Lifeline’ que ha rescatado a 230 náufragos y se encuentra con los puertos de Italia y Malta cerrados. Llegan imágenes estremecedoras de hijos de inmigrantes sin papeles separados de sus padres y enjaulados en Estados Unidos. Asimismo, se informa de la llegada masiva de pateras por el Estrecho aprovechando el buen tiempo, como si de una invasión se tratara. En este contexto, varios países de la Unión Europea celebraron ayer una reunión de trabajo para tratar el tema de la inmigración en un intento de llegar a algún tipo de acuerdo de cara a la cumbre que se celebrará esta semana.

Los centros cerrados para acoger inmigrantes, dentro o fuera de la Unión Europea, parecen centrar la discusión ahora. Una idea que fue propuesta por el primer ministro húngaro, Viktor Orban, ya en 2016. Entonces planteó que esos centro se ubicaran en los países fronterizos, fuera de la UE. En estos momentos se considera la posibilidad de que puedan organizarse también dentro. En cualquier caso, no parece que una cuestión clave, como es la de los derechos humanos de las personas internadas en ese tipo de centros –tanto dentro, pero sobre todo fuera de la UE–, preocupe especialmente a los líderes europeos. Después de dar lecciones de ética a todo el mundo, de denostar países y condenar gobiernos, los derechos humanos se convierten en detalles sin importancia cuando se trata de inmigrantes en nuestras propias fronteras. Una actitud vergonzosa de una Unión Europea que simplemente carece de los valores de los que tanto ha presumido.

La inmigración se ha convertido en una cuestión política central en el mundo llamado desarrollado. Y está mostrando la verdadera cara de los países que han impulsado una globalización que abría fronteras a las mercancías y el capital y las cerraba a las personas. Cuestiona fundamentalmente las actuales relaciones económicas que profundizan la desigualdad y expulsan a la gente de sus hogares. Conviene recordarlo cuando se hable de competitividad.

Search