La mayoría absoluta de PNV y PSE impidió ayer que el Parlamento de Gasteiz tramitara una iniciativa legislativa popular (ILP) que demandaba una mejora de los ingresos de las personas mayores pensionistas, equiparándolos al SMI. Los promotores de la iniciativa habían logrado recoger 145.142 firmas. Además, la ILP cumplía el resto de requisitos legales y contaba con el informe favorable de los servicios jurídicos de la Cámara para su tramitación. Tanto por el contenido –mejorar las pensiones más bajas–, como por el impacto –afecta a casi 100.000 pensionistas de las que aproximadamente dos terceras partes son mujeres–, así como por el respaldo popular logrado –cuenta con más firmas que votos tienen algunos partidos con representación parlamentaria–, debería haberse discutido en el Parlamento.

Sin embargo, la coalición de gobierno decidió que no. Ni siquiera se esmeró con sus argumentos. El vicelehendakari y consejero de Economía, Trabajo y Empleo, Mikel Torres, señaló que la RGI ya era suficiente, aunque solo complementa al 7% de todos los pensionistas que cobran menos que el SMI, y reciben una cuantía bastante menor. Difícilmente puede considerarse que así se asegure una pensión mínima digna. También recurrieron a la sostenibilidad, un concepto íntimamente unido a las políticas de austeridad, pero convenientemente olvidado ahora que se ha impuesto el rearme. Es difícil entender por qué rompe la equidad complementar las pensiones más bajas hasta el SMI, pero no hasta la renta mínima.

Pero no solo se negaron a tramitar la ILP, sino que ni siquiera se dignaron a debatir en el pleno de ayer. Únicamente explicaron su voto, cuando ya no había opción de debate. Una decisión que muestra una absoluta falta de respeto a los impulsores de la ILP y a la sociedad en general. No vale felicitar por el activismo, como hizo el jeltzale Mikel Aranburu, y después negarse a debatir. Despachar así una iniciativa cuidadosamente elaborada y con un amplio respaldo popular erosiona profundamente la democracia y sus instituciones. Pero no les importa. PNV y PSE buscan desincentivar cualquier iniciativa popular para mantener el monopolio del poder político.