Una incineradora sobre el engaño y el mal gobierno

La plataforma GuraSOS hizo publico hace una semana un documento titulado “Cultura medioambiental y plan de comunicación” elaborado para las empresas adjudicatarias de la incineradora en el que se recogía la estrategia comunicativa para hacer frente a la oposición y representar el proyecto como beneficioso e irreversible. Ayer esta misma plataforma reveló otro documento confidencial y anexo al contrato de construcción en el que se detalla qué emisiones se controlarán «en continuo» –las menos– y cuáles no –las más y las más peligrosas–. Después de que los responsables políticos insistieran obstinadamente en que se efectuaría un seguimiento directo y permanente de emisiones, apunta a que habían acordado con las empresas que ese control sea solamente de unas pocas partículas y toxinas.

Ambos documentos vienen a constatar algo que ya era conocido pero que se desprecia sistemáticamente, a saber, que hay una importante oposición a la incineradora sustentada en diversas razones entre las que sobresale la preocupación por la salud. Lo razonable y democrático hubiera sido gestionar políticamente estas desavenencias por medio del diálogo y la negociación con los grupos que se oponen a la incineración. Pero tanto Olano como Asensio optaron por la propaganda, por el engaño cuando no directamente la falsedad, y por la utilización partidista de expertos con la vana esperanza de ahogar a los opositores.

Los documentos conocidos llevan a concluir que las instituciones gobernadas por PNV-PSE y las empresas adjudicatarias han conspirado para engañar a la gente con el fin de sacar adelante un proyecto amplia y razonablemente contestado. Urge explicación de todo ello, aunque hasta ahora dar la callada por respuesta haya sido la norma. En caso contrario, el celofán de modernidad en congresos sobre gobernanza no tapará esta realidad de la incineradora, que muestra cómo entiende el Ejecutivo foral la acción de gobernar: como ejercicio de ordeno y mando.

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