1977/2024 , 13 de Enero

Iñaki  Soto
GARAko Zuzendaria / Director de GARA

Atentados, tuertos morales y víctimas que miran al futuro

El 13 de enero de 1979, «dos hombres altos de aspecto joven, con la cara descubierta, salieron de la puerta lateral del vehículo –una furgoneta Renault blanca matrícula de Burdeos 8399-ER-33– dirigiéndose hacia Pagoaga Gallastegi 'Peixoto', haciendo sobre él dos disparos». El refugiado quedó gravemente herido. El atentado fue obra del Batallón Vasco Español, pantalla de los servicios secretos españoles.

La noticia del atentado contra Peixoto, en la portada de ‘Egin’.
La noticia del atentado contra Peixoto, en la portada de ‘Egin’. (EGIN)

Apenas tres semanas después de la muerte de José Miguel Beñaran 'Argala' en Angelu, el 13 de enero de 1979 unos «incontrolados» tiroteaban en Donibane Lohizune a su compañero en la dirección de ETA José Manuel Pagoaga 'Peixoto'. Según le contaría 42 años más tarde a la periodista de GARA Maddi Txintxurreta, la organización armada se enteraría después de que el plan de los servicios secretos españoles era matarlos a él y a Argala el mismo día, en torno al quinto aniversario de la muerte del almirante Carrero Blanco, acción en la que los militantes de ETA habían participado.  

Dos organizaciones reivindicaron el atentado aquel día. Por un lado, el diario 'Mundo Obrero' recibió una llamada en nombre de la Triple A. Por otro, 'El Periódico' fue advertido de que había un comunicado en los servicios de un bar, en el que la OATE (Organización Antiterrorismo ETA) afirmaba que «el atentado contra Peixoto es el principio de una cadena con un solo objetivo: el estrangulamiento de ETA». Afirmaban que «hemos empezado con los dirigentes, y continuaremos con los comandos de la rama militar».

El periódico 'El Sol de España' recogía el atentado y añadía un significativo párrafo final titulado «Plan anti-ETA»: «En algunos medios vascos del Sur de Francia se está extendiendo la impresión de que existe un 'plan anti-ETA', del que puede ser una nueva manifestación el atentado realizado esta mañana, en San Juan de Luz, contra el dirigente de ETA-Militar 'Peixoto'. La impresión se apuntó a raíz de la muerte de 'Argala', en Anglet, por un artefacto colocado en su coche y conectado al motor de arranque. Ahora, el ametrallamiento de 'Peixoto' parece incluirse en ese mismo plan. No obstante, hasta el momento, se trata únicamente de una impresión, sin que se hayan recogido testimonios concluyentes sobre este posible 'plan anti-ETA'». En 'Egin', en el texto, había una referencia a ese supuesto plan, pero sin más detalles.

Noticia relativa al atentado y las reacciones.

 

El grupo que estaba detrás de la acción contra los dirigentes de ETA era el Batallón Vasco Español, impulsado por los servicios secretos españoles y por UCD. La «guerra sucia» o el «terrorismo de Estado» contra la disidencia vasca adoptó estructuras y métodos distintos durante los diferentes años que estuvo activa. Cambiaron los métodos, hubo relevo en la dirección política, pero se mantuvieron la impunidad y los premios. Los atentados contra los refugiados de finales del franquismo y hasta la llegada del Gobierno del PSOE son realizados por grupos de mercenarios: latinoamericanos de la Triple A, italianos, exmiembros de las OAS y mafiosos de Marsella, y los grupos de fascistas españoles como apoyo. Los mercenarios franceses Jean Pierre Cherid y los hermanos Perret lideraron los ataques de esta época, con atentados en Hego e Ipar Euskal Herria, e incluso en París. Para reforzar la tesis de que se trata de «incontrolados» utilizarán diferentes siglas (Triple A, ATE, ANE), pero BVE será la más utilizada.

En esta época en Ipar Euskal Herria mueren 6 refugiados, hacen desaparecer a 'Naparra', hay varios atentados graves como el de Peixoto y un intento de secuestro. La primera muerte es la de Agurtzane Arregi en el atentado contra Juan José Etxabe, en julio de 1978, a la que siguen las de Argala, Enrique Álvarez 'Korta', Juan José Lopategi 'Pantu', Periko Elizaran y, por último, José Martín Sagardia, este a finales de diciembre de 1980. En esta misma época en Hego Euskal Herria hay 22 muertes atribuidas al BVE, con especial incidencia en el denominado «Triángulo de la muerte» formado entre Andoain, Hernani y Errenteria. También son de este tiempo los ataques contra el bar Hendayais y contra el bar Aldana. Atentan también en París, y en Venezuela matan a Jokin Etxeberria y a Espe Arana, de la red de refugiados vascos.

La colusión de la Policía francesa a la hora de dar información sobre domicilios y rutinas de las y los refugiados vascos resulta obvia. En términos políticos, del asilo se pasará a la desidia, de ahí al hostigamiento y de ahí a la detención y la entrega a Madrid, donde los refugiados serán torturados sistemáticamente. Años más tarde José Amedo Fouce reivindicaría que la guerra sucia, en su caso los GAL, cumplieron su principal objetivo operativo: cambiar la política de Estado de París respecto al conflicto vasco, abandonando la permisividad con los refugiados y adoptando las doctrinas «antiterroristas» de los sucesivos gobiernos españoles. Los gobiernos franceses hicieron negocios a cambio de este cambio de postura.

Regresando al día de autos, el mismo día que tirotearon a Peixoto hubo otros dos atentados reivindicados por ETA-m en Azkoitia, uno a la mañana y otro a la tarde, en los que murieron sendos guardias civiles, Francisco Gómez en el primero y Miguel García en el segundo. También hirieron gravemente a otros dos guardiaciviles. Pese a la prohibición gubernativa, 5.000 personas se manifestaron en Bilbo ese 13 de enero para denunciar las medidas antiterroristas.

Los negacionistas del conflicto vasco tienen más pasado que futuro. Su plan era ocultar lo que ha ocurrido en Euskal Herria, contar solo una parte, para poder luego negar no ya las raíces políticas del conflicto, sino el conflicto en sí. Para desmontar esto también sirve la hemeroteca. La nuestra y la del resto de medios.

En la mencionada entrevista de Txintxurreta con Peixoto, el atentado aparece tan solo como una mención, aunque en las fotos se intuyen las graves secuelas. En su discurso, el refugiado de Arrasate se concentra en su relación con sus compañeros, muchos de ellos muertos, con líderes como Argala o Telesforo de Monzón. Pero sobre todo habla del futuro del país, que ve con esperanza. La ceguera que le dejaron los disparos no lograron borrar esa mirada tierna al país, un punto mística, heredera de una época convulsa que cambió para siempre la política vasca.