1977/2024 , 14 de Marzo

«Al menos murió en su cama» encogió el corazón de las lectoras y los lectores de GARA

Una emotiva crónica de nuestro compañero Joseba Vivanco describiendo lo que vivió su familia con la muerte de su madre por coronavirus nos estremeció en los primeros compases de la mayor crisis sanitaria contemporánea. Por encima de los fríos datos que a diario nos sacudían, en pleno confinamiento que arrancó el 14 de marzo de 2020, están los dramas que a muchas personas les tocó vivir.

Crónica escrita por Joseba Vivanco sobre la muerte de su madre.
Crónica escrita por Joseba Vivanco sobre la muerte de su madre. (NAIZ)

El tiempo dice que lo cura todo, pero la herida que ha dejado el coronavirus en la sociedad vasca tardará en cicatrizar. En el tiempo de confinamiento inaugurado aquel 14 de marzo de 2020, el goteo de muertes nos acongojó a diario y mostró la fragilidad del ser humano. Con el paso de los días nos fuimos endureciendo, aunque, por encima de los fríos datos, se encuentran las personas que se quedaron en el camino en aquel escenario incierto y las situaciones vividas en su entorno familiar y social.

Un artículo escrito por nuestro compañero Joseba Vivanco, dedicado en los últimos años a la actividad pública en Artziniega, su pueblo, encogió el corazón de las lectoras y los lectores de GARA. «Sientes impotencia. Sientes que es un sueño. Si fuera ley de vida, todavía, pero por este puñetero coronavirus que nos ha pasado por encima sin avisar...», exponía con rabia.

Bajo el título “Al menos murió en su cama’’, describió con ternura el fallecimiento de su madre, lejos de la UVI de un hospital, pero con las restricciones obligadas por el temor al contagio del dichoso 'bicho'. Vivanco relató cómo el catarro que aquejaba a su progenitora, que le obligó a quedarse en casa antes del decreto de confinamiento, «por decretazo familiar», había derivado en coronavirus, y la decisión de la familia de que afrontara sus últimos días de vida en su casa. «Nuestra ama, si se tiene que morir, no se morirá sola», zanjaba en su exposición.

No es poco, viendo las situaciones que se estaban viviendo aquellos días y que angustiaban a la población en general. «Mi ama es un número más, oficioso, pero al menos murió en su cama, en su cuarto, en su casa, agarrada de la mano», concluía el periodista.