1977/2024 , 27 de Agosto

La Ertzaintza cierra las sedes de Batasuna

Al día siguiente de que el juez Garzón decretara suspender las actividades de Batasuna y el Congreso español iniciase el proceso de ilegalización, agentes de la Ertzaintza cerraban el 27 de agosto de 2002 las sedes de esta formación en Bilbo, Gasteiz y Donostia, desalojando por la fuerza a los concentrados. Unas actuaciones que dejaron sin representación política a una parte importante de la sociedad.

Agentes encapuchados forcejean con el edil Ibon Arbulu y el exmahaikide Karmelo Landa en el balcón de la sede de Bilbo.
Agentes encapuchados forcejean con el edil Ibon Arbulu y el exmahaikide Karmelo Landa en el balcón de la sede de Bilbo. (Marisol RAMIREZ | FOKU)

El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón decretó suspender por tres años, prorrogables a cinco, las actividades de Batasuna y el cierre de sus sedes sociales al considerar que la formación abertzale estaba integrada en ETA. Pocas horas después, agentes de la Policía española cerraban la sede de Batasuna de Iruñea, mientras la Ertzaintza anunciaba que «cumpliría la ley».

Dicho y hecho. Al día siguiente, agentes del cuerpo autonómico irrumpían en las sedes de Batasuna en Bilbo, Donostia y Gasteiz desalojando por la fuerza a las decenas de independentistas que escoltaban a los cargos electos encerrados en las oficinas para tratar de evitar su cierre, lo que provocó numerosos contusionados. Las imágenes de agentes encapuchados agarrando por el cuello en el balcón de la sede de Bilbo al edil Ibon Arbulu y al exmahaikide Karmelo Landa, o golpeando con la porra al mahaikde Joseba Alvarez en Donostia, dejaron patente la violencia con la que se emplearon los agentes autonómicos para hacer cumplir el mandato del juez español.

Momentos después de ser desalojado por la Ertzaintza de la sede de Bilbo, Arnaldo Otegi lamentó que, a pesar de los llamamientos al Gobierno autonómico «para que no se inmiscuyera en un ataque del Estado español contra Batasuna y el pueblo vasco, desgraciadamente, han hecho caso omiso de eso y han cumplido la ley, asaltando la sede de un partido independentista». Por ello, culpó a Ibarretxe de haber cumplido «como es debido», tal y como dijo una semana antes, «la Ley española y de los españoles».

En este sentido, el editorial del día siguiente de GARA lamentaba que PNV y EA «hayan desaprovechado una nueva ocasión de plantar cara a los dictados de Madrid. De nada sirve decir que los autos de Garzón o la ley de partidos conculcan derechos fundamentales y comprometen seriamente el futuro del país, si a renglón seguido –continuaba– se pone todo el entramado institucional del que se dispone al servicio de la Audiencia Nacional».

En el auto de 375 folios, Garzón hace suyos una vez más los informes policiales y sostiene que «la propia estructura de HB-EH-Batasuna se encuentra integrada en el grupo terrorista dirigido por ETA, habiendo sido creada para complementar su acción terrorista y hacerla más eficaz».

Una vez establecida la consideración de Batasuna como «parte del complejo terrorista liderado por ETA», el juez añade que la formación independentista «no puede ser sujeto de derecho ni puede pretender que una de sus estructuras, aunque tenga una existencia legal formal, se mantenga dentro del sistema que desconoce y quebranta».

La operación contra Batasuna se inscribía en el sumario 35/02, clave con la que pasaron a denominarse las diligencias abiertas en julio de 2000, en las que se incluyó la redada que dirigió Baltasar Garzón contra los responsables de las herriko tabernas y que se saldó con once detenidos.

Agentes de la Policía española cierran la sede de Batasuna de Iruñea la noche del 26. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Sesión en el Congreso

Simultáneamente al auto de Garzón, el Congreso español, en una decisión sin precedentes, emplazaba al Gobierno de José María Aznar (PP) a que instara al Tribunal Supremo a dejar fuera de la ley española a Batasuna. Se trataba de la primera vez en la historia en que la Cámara Baja reclamaba la ilegalización de un partido político.

En la histórica sesión, que contó con la presencia pese a las vacaciones del expresidente Felipe González y líderes autonómicos, al tiempo que se retransmitía por La 2, el portavoz del PP, Luis de Grandes, defendió la propuesta pactada con el PSOE al considerar que «es incuestionable que a Batasuna se le ha agotado el tiempo de rectificar».

Tanto el auto de Garzón como el acuerdo del Congreso fueron calificados en el editorial de GARA de intentos para «dejar sin representación política a una parte importante de la sociedad, algo solo conocido en estados dictatoriales; pretenden dejar sin voz a más de 200.000 personas, una decisión cuyas consecuencias finales son aún imprevisibles», se aseguraba.

La clausura de las sedes y la ilegalización de Batasuna tuvo eco en numerosos medios tanto de Europa como de América e incluso de Oceanía. En Estados Unidos, la cadena CNN entrevistó al parlamentario abertzale Pernando Barrena quien, en inglés, explicó la ofensiva desatada contra su formación. Por su parte, el rotativo mexicano 'La Jornada' destacaba que «como en tiempos de Francisco Franco, proscriben a partido vasco».